Entre finales del siglo XIX y principios del XX tuvo lugar un curioso éxodo, dado que gente procedente de las metrópolis imperialistas se mudaba a las colonias anexadas tras las luchas expansionistas. La búsqueda de recursos naturales más allá de las fronteras de determinados países, provocó un importante traslado de europeos a los terrenos conquistados, instaurando la convivencia de lo autóctono con lo urbano. Fue así como se mezclaron costumbres españolas con latinoamericanas, y francesas e inglesas con asiáticas.Son muchos los que creen que lo colonial sólo atañe a las haciendas y casas señoriales del otro lado del Atlántico, pero Oriente también contribuyó a la definición de este estilo. La clave de la producción estaba en que los emigrantes europeos tuvieron que aplicar las técnicas que conocían a las materias primas que les proporcionaba su nuevo entorno. De este modo, el sello artesanal distingue las piezas coloniales. Hoy en día, muchas firmas comercializan estos productos, manteniendo su espíritu intacto, pero sometiéndoles a procesos de control de calidad.
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